9 feb 2011

Historia 2º Año: 2. Cambios Religiosos


A comienzos del siglo XVI la sociedad europea vivía angustiada por el pecado y la muerte, buscando la imagen de Cristo como síntesis del sufrimiento humano, y la acción sacrificada de los santos, de quienes recibirían los méritos de sus obras; de ahí que se pretendió explotar las indulgencias para participar de las obras de la Iglesia y librarse de la ira de Dios en el Juicio Final.

La búsqueda de la salvación desesperada y los abusos de la Iglesia, especialmen­te de su jerarquía (obispos, cardenales, abades) no representan por sí mismos las causas que llevan a la Reforma, dado que esta situación se arrastraba desde la Edad Media. Ahora la Europa occidental se encontraba en una extrema crisis: la peste, el hambre, la guerra, el capitalismo, el poder de los nuevos estados y la consolidación del papado como un Estado más. Este ostentaba una autoridad re­ligiosa y política que había logrado imponerla sobre los concilios que cuestiona­ron su infabilidad, lo que acentuó el resquebrajamiento entre la jerarquía eclesiás­tica y la comunidad de fieles.

Las ambiciones territoriales de los pontífices son consecuencia del poder políti­co alcanzado: su papel como mecenas, el reparto de poderes y bienes de la Igle­sia en personas convenientes por su influencia, suponían prestigio, en una socie­dad de apariencias, pero agravaban el malestar espiritual y moral de los creyen­tes.

Cabe agregar el brote de herejías que cuestionaban la autoridad del Papa, como así también algunos principios dogmáticos sobre Cristo, María y los santos.

De esta manera, se presenta el terreno para que en el año 1517. un monje ale­mán, Martín Lutero, se opusiera a la venta de indulgencias, presentadas como un certificado que absolvía del pecado a quien realizara a cambio, una donación equivalente a una obra de caridad, y expuso en la puerta de la Iglesia de Wittenberg un escrito con 95 tesis contra las indulgencias.

Este documento originó discusiones y desacuerdos que terminaron con la exco­munión de Lutero.

La doctrina de Lutero se basaba en:

  • La justificación por la fe: Lutero afirmaba que el hombre só­lo se salvaría por la fe ciega en Cristo.
  • La libre interpretación de la Biblia, ya que el individuo era ilu­minado directamente por el Espíritu al leerla. El catolicismo, en cambio, sostiene una única interpretación.
  • Únicamente eran válidos dos sacramentos: Bautismo y Euca­ristía.
  • Se suprimía el culto a la Virgen y todo tipo de ostentación e imaginería en los templos.


Lutero expone en la Iglesia de Wittenberg
un escrito con 95 tesis contra las indulgencias.

Lutero no pretendía dividir a la Iglesia, sino reformarla y consolidarla: se sintió predestinado a hacerlo, pero sin medir sus consecuencias. Como sus ideas fueron rechazadas por el Papa pidió el apoyo a príncipes y a reyes.

La doctrina luterana se extendió con bastante rapidez por Alemania. Inglaterra y Escandinavia.

Hubo además enfrentamientos entre algunos nobles y el emperador Carlos V, quien defendía el catolicismo.

La expansión del luteranismo causó guerras entre seño­res y campesinos, y entre los nobles y el Emperador.

Carlos V intentó frenar esta expansión convocando a "dietas" (reuniones de representantes alemanes). Los reformistas protestaron contra la decisión de las dietas, de ahí surge el nombre de protestante.

Al no poder hallarse una solución pacífica, estalló la lu­cha armada entre protestantes y católicos.

Finalmente, en el año 1555, mediante la Paz de Augsburgo, Carlos V decidió conceder la libertad religiosa a los protestantes.

El calvinismo

Una nueva ola de protestantismo fue encabezada por Juan Calvino, de origen francés; desde niño fue destinado a la carrera eclesiástica. Influido por Lutero, creó la corriente protestante llamada calvinismo, que difundió en París.

Perseguido por sus ideas, debió refugiarse en Suiza donde perfeccionó su doctri­na.

Calvino llevó al extremo el principio de la salvación a través de la fe; sostenía la "predestinación del hombre", pues pensaba que el hombre nacía para ser salva­do o condenado según decisión divina. La biblia era la única fuente de fe y , ade­más, predicaba una vida piadosa y austera con una moral extremadamente rígi­da.

El calvinismo suprimió la jerarquía eclesiástica, y convirtió a los sacerdotes en "pastores" o guías del pueblo predestinado.

Las ideas de Calvino tuvieron gran aceptación en Francia, Inglaterra, los Países Bajos y Alemania


Juan Calvino

El anglicanismo

A diferencia de Lutero y Calvino, que apoyaban su doctrina en el dogma, el an­glicanismo surgió por un problema personal de un monarca- Enrique VIII. rey de Inglaterra, se negó a obedecer al Papa, quien le había negado el divorcio de su esposa Catalina de Aragón. Por tal motivo, fue excomulgado por el Papa. En respuesta, el rey inglés promulgó el Acta de Supremacía, que lo convertiría en jefe de la iglesia inglesa anglicana.

Enrique VIII no impuso ninguna reforma religiosa sino, simplemente, la separa­ción de su país de la iglesia catolica.

La reforma católica o Contrarreforma

Durante el pontificado de Paulo III (1534-1549) se inicia el proyecto de convo­car a un concilio universal para organizar una contrarreforma que apoyaban los humanistas y algunas órdenes monásticas.

El concilio se llevó a cabo en la ciudad italiana de Trento, e inició sus sesiones en el año 1545.

Sus puntos más destacados fueron:

- Definición de la doctrina católica: se reafirmó el valor de las buenas obras, - la presencia de Cristo en la Eucaristía, el culto a la Virgen y a los santos.

- Se consideró como texto único la traducción latina de la Biblia, cuya interpretación queda a cargo sólo de la Iglesia.

- Se afianzó, la autoridad papal.

- Se crearon seminarios para una mejor preparación y formación de los sa­cerdotes.

- Se estableció una mayor disciplina en la vida eclesiástica.

- Se tomó el latín como lengua eclesiástica.

- Se exigió el celibato del clero.

Historia 2ºAño. 1 Transición hacia la modernidad

Hacia el cambio...

Los siglos XIV y XV constituyeron, en Europa occidental, una época de transi­ción. Se produjo un cambio lento en todos los órdenes de la vida de los pueblos. Aquella forma de vida, llamada feudal, comenzó a transformarse partiendo de nuevas concepciones de carácter social, político, religioso, artístico, ideológico, económico, etc., derivando en una nueva concepción: lo moderno.

Muchas personas se establecieron fuera de las murallas del castillo. Las viviendas, al ir aumentando su número, se transformaron en barrios y luego en ciudades, lla­madas burgos. Por esa razón, a sus habitantes se los denominó burgueses.

Estos pobladores constituyeron una célula organizada, formando corporaciones que protegían el comercio, sus artesanías y demás servicios, obteniendo sus pro­pios recursos, pero asociados al campo del que dependían para la materia prima y la alimentación. Los burgueses vivían de un modo muy diferente del de los cam­pesinos o de los señores.

Con el tiempo, lograron imponer un gobierno autónomo para su ciudad (fami­lias que asumían el gobierno e imponían su propia autoridad, como los condotieri en Italia, el comendador en España, el alguacil en Inglaterra, etc.) indepen­dientes del señor, con quien no establecían la relación de vasallaje.

Durante esta época también cambió la forma de trabajo: antes era casi exclusi­vamente rural, y ahora comienza a desarrollarse un sistema económico llamado capitalista porque se basa en el capital, es decir, en el dinero.

Este sistema logró imponerse definitivamente a partir de la Revolución Industria! Inglesa en la segunda mitad del siglo XVIII.


Un siglo de Crisis

Durante el siglo XIV se produjo una gran crisis causada por guerras, pestes y le­vantamientos populares.

Esta crisis se inició con una epidemia, la Peste Negra, que azotó a Europa y causó la muerte de millones de personas.

El brusco descenso de la población trajo consecuencias en el trabajo rural; el campo comenzó a despoblarse y la gente se dirigía a las ciudades, que estaban cada vez más pobladas.

Este hecho, junto con las malas condiciones higiénicas, provocó aún más enfer­medades.

El campo se vio también afectado por cambios climáticos (fríos extremos y llu­vias muy abundantes) y por el empobrecimiento de los suelos, causado por años de trabajo sin el uso de recursos técnicos.

El hambre se extendió por toda Europa, provocando menor resistencia a las en­fermedades y aumentando aún más la mortalidad. Frente a estos inconvenientes, los señores dictaron leyes laborales muy duras que causaron el levantamiento de los campesinos y la huida a las ciudades.

Así, muchos señores no encontraban quién trabajase sus tierras; por ello tuvie­ron que pagarles a campesinos independientes, que recibían un salario por esta tarea.

Este hecho contribuyó a restarle poder al señor feudal. Por este motivo se con­sidera al siglo XIV como el momento de la crisis feudal.

Ante este panorama tan desolador, la gente tenía un temor constante a la muerte. Vivía con gran inseguridad, provocada por el hambre, la peste o la presencia de los bandidos, lo que llevó al hombre a preocuparse demasiado por el más allá.

Por otro lado, una parte del clero vivía de una manera muy distinta de como pre­dicaba el Evangelio. Rodeada de lujo y dinero, la jerarquía eclesiástica se fue ale­jando de las necesidades espirituales.

Estos factores contribuyeron también a que se produjera una crisis espiritual.

Hacia la recuperación

Hacia el siglo XV se inició un lento retroceso de la crisis. Aumentó la población a causa de la recuperación económica.

El campo comenzó a producir más gracias a que muchos hombres de negocios invirtieron en avances tecnológicos. Ahora habría más alimentos para una ma­yor población.

De esta manera, el campo produjo excedentes que se vendían en las ciudades, lo que llevó al aumento del intercambio entre las ciudades y el campo.

Por otro lado, el gremio textil comenzó a producir mayor cantidad de artículos de menor calidad y valor, aumentó así la demanda y. por lo tanto, el comercio.

Se inició una nueva forma de producción económica, no basada en el trabajo de la tierra como en la época feudal, sino en el capital, o sea en el dinero y en la maquinaria.

A mediados del siglo XV se desarrolló un capitalismo inicial, con una mayor circulación de dinero.

Ahora bien, ¿de dónde provenía este dinero?

Los historiadores señalan, en general, dos hechos: la explotación de las minas de plata que existían en Europa Central y el ahorro acumulado en los siglos ante­riores.

Cambios en el poder

Durante el siglo XV. en Europa, la división del poder, característica del feudalis­mo, fue desapareciendo para dar lugar a una nueva forma de organización del gobierno: las monarquías autoritarias, donde todo el poder estaba concen­trado en manos del monarca.

Surgió al mismo tiempo la teoría de que la autoridad del rey provenía de Dios, de quien el monarca recibía sus territorios y el poder de gobernarlos.

Así. los reyes fueron concentrando todo el poder en sus manos; lograron unifi­car diferentes territorios bajo su mando y crearon nuevas instituciones para gobernarlos.

Este cambio terminó en algunos países con la formación de Estados Nacionales, por ejemplo: España, Francia o Inglaterra.

Los reyes tuvieron en cuenta tres principios básicos:

-un ejército permanente, siempre a su servi­cio y pagado por el Estado;

-una burocracia, que ponía en manos del rey la administración nacional;

-la diplomacia, que les permitió a los estados mantener una relación constante entre ellos.

El Hombre, centro del mundo

Hacia mediados del siglo XIV, surgió en Europa occidental, y principalmente en Italia, una nueva concepción de las ideas y ex­presiones artísticas y literarias, que acompañaba las característi­cas de una nueva sociedad que nacía.

Este movimiento puso al Hombre en el centro de la concepción del Universo. Esta teoría recibió el nombre de antropocentrismo (derivado de anthropos, que en griego significa "hombre").

El movimiento tomó el nombre de Renacimiento, pues fue el re­nacer del interés por las culturas clásica griega, romana y orien­tal, que habían sido tan olvidadas en la época medieval.

Constituyó una renovación del pensamiento humano. Esta concep­ción fue denominada Humanismo por la redimensión que se le da al Hombre y al espacio en que se desenvuelve. El Humanismo afectó a las ciencias, artes, política, educación y religión.

En la práctica se lo denomina Humanismo en el área de las le­tras y filosofía, y Renacimiento en las artes y las ciencias.

Algunos autores utilizan ambos términos como sinónimos.

El Humanismo es un movimiento intelectual que surgió en Italia y se extendió por los demás países europeos.

Los humanistas eran hombres de las ciudades: escritores, pensadores, con alto nivel profesional, que le daban gran importancia al estudio de las ciencias huma­nas y también al de las lenguas clásicas, como el latín y el griego.

Ellos revalorizaron la vida terrena y la dignidad del espíritu humano a diferencia del pensamiento medieval que le atribuía más importancia a la vida después de la muerte.

Estudiaron las obras de autores clásicos antiguos, griegos y romanos, como Pla­tón y Aristóteles (griegos) y Séneca (romano), identificando los métodos a partir de los cuales ellos tenían el conocimiento del mundo basándose en la razón. :

El hombre era capaz de razonar y de decidir sobre su propio destino.

Los humanistas ejercieron su influencia sobre la literatura, las ciencias y la religión.



Obra de Leonardo Da Vinci donde se muestran las
Proporciones ideales del cuerpo humano