21 feb 2012

Paisajes Majestuosos: Las Montañas

Al oeste de América, se distingue un gran encadenamiento que se extiende des­de Alaska hasta Tierra del Fuego.
Son las montañas más jóvenes del continente que se formaron en el terciario o cenozoico, hace tan sólo millones de años. Sus rocas no terminaron de acomo­darse, por eso son comunes los movimientos sísmicos y volcánicos.
El Macizo Plegado del Oeste corre paralelo a la costa Pacífica, al Oeste de Alaska. Canadá y EE.UU.
Por el Norte se comunica con los sistemas montaño­sos de Asia a través de las islas Aleutianas; por el Sur, forma América Central.
Las Rocosas son verdaderas murallas de enormes al­turas y de aspecto desértico (clima árido) dado que los vientos húmedos del océano Pacífico no pueden ingre­sar; esto determina la desintegración de las rocas por los cambios de temperatura y la formación de escom­bros en las laderas.
En cambio, las laderas que miran hacia el océano Pa­cífico reciben abundantes lluvias y por lo tanto desa­rrollan una frondosa vegetación.
Estos encadenamientos se continúan en México con la Sierra Madre del Sur, la Occidental y la Oriental que encierran la meseta de México. Una sucesión de vol­canes como Orizaba, Popocatepetl, Parincutín, carac­terizan el paisaje.
En Centroamérica continúan estas cadenas volcánicas formando la zona ístmica que se une a los Andes, y las islas del Caribe.

El clima tropical de México y de América Central se ve atenuado por la altura:
a) Las tierras calientes se hallan al nivel del mar; pre­sentan elevadas temperaturas y humedad; se desarrolla un bosque tropical. No es una zona apta para que viva el hombre.
b) Las tierras templadas se desarrollan entre los 700 y 1700 m. Es una zona agrícola de cultivos tropicales; presenta condiciones ideales para la vida del hom­bre.
c) Las tierras frías se encuentran a más de 1700 m. de altura. El clima favorable permite la existencia de praderas y bosques de coníferas.
Las grandes cordilleras de América del Norte encierran gran cantidad de mesetas o cuencas interiores. La meseta de Alaska, la Columbia Británica y la meseta de las Lavas poseen un clima húmedo con una densa vege­tación; es el paraíso de los pinos, los lagos y los ríos to­rrentosos ricos en peces como el salmón.
En cambio, la meseta de la Gran Cuenca, la de Colorado y la de Utah se carac­terizan por la ausencia de lluvias, la aridez, la falta de vegetación y la gran ero­sión. Este paisaje no permite la agricultura ni casi la presencia humana.

La cordillera de los Andes, una de las mayores cadenas montañosas del mundo, se extiende paralela a la costa del océano Pacífico, desde el lago Valencia en Venezuela (en las proximidades de Panamá) hasta la isla de los Estados, en la Argentina; continúa bajo el mar formando las islas Georgias del Sur. Sandwich del Sur y Oreadas del Sur; rea­parece en la península antártica con los Antártandes.
Presenta cordilleras que se reúnen en nudos y se vuelven a dividir encerrando cuencas intermontañas o mesetas.
El sector más ancho se encuentra en Bolivia (800 km); en cambio el más angosto, de sólo 100 km, se halla en la pro­vincia de Chubut.
Toda la Cordillera presenta gran altura (un promedio de 4000 m); la mayor altura es el cerro argentino Aconcagua de 6959 m.
El desarrollo de la Cordillera en latitud determina diferen­tes climas, desde los cálidos pasando por los templados y fríos.
Los Andes intertropicales presentan bosques casi selváti­cos; en cambio, la costa peruana y el norte de Chile son desérticos con pastos duros, cactus y arbustos, debido a la influencia de la corriente fría de Humboldt.
La altura también condiciona el clima: las temperaturas dis­minuyen al ascender, y también varía la vegetación.
La Cordillera hace que los vientos del océano Pacífico de­ban descargar su humedad en la ladera que mira al Oeste, y así pasan totalmente secos (lluvias orográficas). Los vien­tos del océano Atlántico deben recorrer tantos kilómetros que llegan secos a los Andes.
Las cimas de la cordillera de los Andes sirven de frontera entre Chile y Argentina, co­mo se ve en este corte imaginario a los 33° de latitud Sur. El ferrocarril Trasandino as­ciende las montañas y penetra a través de varios túneles, poniendo en comunicación a Valparaíso, sobre el Pacífico, con Mendoza, ciudad argentina. De Mendoza el viajero continúa hasta Buenos Aires, en el Atlántico, utilizando los ferrocarriles nacionales ar­gentinos. El Trasandino pasa cerca del Cristo de los Andes y del Aconcagua.
En las mesetas, dado el clima templado por la altura, es donde se concentra la población. En los Andes septentrionales se halla la meseta o páramo de Cundinamarca donde se levanta la ciudad de Bogotá, capital de Colombia.
Los Andes centrales encierran mesetas antiguas (precámbricas) y muy áridas que reciben distintos nombres según el país:
Altiplano en Bolivia

Puna de Atacama en Chile

Puna en Argentina
En el Altiplano Boliviano, en el límite con Perú, se encuentra el lago más alto del mundo, el Titicaca, a 3960 metros, escenario de culturas incas y foco de otras civilizaciones (la zona estuvo poblada des­de el 3000 a.C). Allí viven numerosas tribus ame­rindias, peruanas y bolivianas dedicadas a la pesca. Emplean barcas construidas con totoras, que son plantas acuáticas que crecen en la costa.
Los Andes albergan numerosos volcanes como el Tungurahua, el Cotopaxi, el Chimborazo, el Nevado de Tolima, el Llullaillaco en el límite entre La Argentina y Chile.
Los ríos que desembocan en el océano Pacífico son cortos y torrentosos, con un caudal cambiante de acuerdo con las lluvias. Los ríos que desembocan en el Atlántico son largos y reciben lluvias en abundancia debido a los vientos atlánti­cos. En los Andes nace el sistema del Amazonas.
Los Andes Patagónico-Fueguinos se caracterizan por su menor altura, lo que permite que los vientos húmedos del Pacífico beneficien con su humedad tanto las laderas chilenas como las argentinas. El clima muy húmedo favorece el desa­rrollo de un bosque exuberante que, sumado a los lagos glaciarios y a pistas de esquí allí presentes, determina una atractiva zona turística internacional.
Al sur de los 45° de latitud, se hallan los llamados Campos de Hielos Patagónicos, restos de antiguos glaciares que, en épocas pasadas, cubrieron parte de la Tierra.

PAISAJE DE MESETAS Y SIERRAS: Los Apalaches



Un paisaje combinado
APALACHES
El paisaje apalacheano no es para nada monótono. Los Apala­ches forman un sistema de montañas bajas, que no superan los 2000 metros, surcadas por ríos, con la presencia de valles y llanu­ras que sirven de nexo entre las montañas y el océano.
Todos estos elementos juntos hacen dinámico este paisaje combi­nado.
Los Apalaches son montañas de formas redondeadas, originadas en la era paleozoica. Están ubicadas al sudeste del escudo Canádico; el límite entre ambas estructuras es el río San Lorenzo.
La región posee enormes riquezas naturales: bosques con robles, hayas, tilos, nogales y castaños, carbón de alta calidad, petróleo y otros minerales; además, los ríos son útiles para la producción de energía.
La denominada llanura atlántica se extiende entre los Apalaches y el océano Atlántico; por el sur llega hasta la península de Florida.
Sus suelos fértiles y el clima templado permiten desarrollar una zona de gran ac­tividad económica con alta concentración de población.
Entre los terrenos antiguos de los Apalaches y el suelo joven de la llanura coste­ra existe una faja donde los ríos, que descienden de las montañas, forman saltos y cascadas por los desniveles del terreno. Esa línea de falla se denomina "full line", Las aguas de estos ríos pueden generar energía hidroeléctrica, motivo por el cual es tan importante el asentamiento de industrias en la zona.
La intensa actividad industrial de la zona produce contaminación en forma de lluvia àci­da que afecta los bosques canadienses y la producción agropecuaria de los Estados Unidos de América.
La cuenca del río San Lorenzo y los Grandes Lagos constituyen el corazón económico de América del Norte (Canadá y EE.UU.). Es la región más rica del continente. Conectan los grandes centros de producción de materias primas con los importantes centros industriales.
Los Grandes Lagos, en su estado natural, no serian de mucho uso para el trans­porte ya que lagos y ríos no se hallan en el mismo nivel. Por eso se construyó una complicada red de canales y esclusas, represas y lagos artificiales que los transfor­man en las arterias de comunicación fluvial con mayor tráfico del mundo.
Embarcaciones muy estrechas diseñadas especialmente para usar en este lugar llamadas lakers, transportan mercaderías (hierro y otros minerales, cereales) por los lagos.
La cuenca de los Grandes Lagos y el río San Lorenzo se hallan comunicados por canales artificiales con los ríos Hudson, Misisipi y Ohio. De esta manera se pue­de navegar hacia el océano Atlántico y el golfo de México.
Las aguas de los lagos Superior, Michigan y Erie se vuelcan en el lago Ontario formando las cataratas del Niágara de 49 metros de caída. Para salvar este obs­táculo natural y permitir la navegación, se construyó el canal de Welland.

PAISAJE DE MESETAS Y SIERRAS: Guayania - Brasilia - Patagonia


GUAYANIA
Se halla al Norte de Sudamérica.

Su paisaje de mesetas conocido como "tepuis" asciende hacia el Sur hasta formar sierras como Tapirapecó que son divisorias de aguas entre la cuenca del Ori­noco y la del Amazonas.

El terreno fue ascendido, fracturado y muy erosionado pero nunca se plegó porque sus rocas son duras y resistentes.

El relieve actual es consecuencia de la erosión fluvial, meteórica, quí­mica y biótica,

El clima tropical y subecuatorial con abundantes lluvias permite el de­sarrollo de una selva rica en especies valiosas y la sabana.

Esta importante reserva forestal es explotada sólo en parte.

Las Guayanas tienen en su subsuelo bauxita, materia prima con la que se produce aluminio. También se encuentra oro, diamantes y hierro.
Este paisaje mesetario se caracteriza por la escasa población.


BRASILIA
El paisaje actual del macizo de Brasilia ocupa gran parte de Brasil; no es dema­siado accidentado, presenta sierras en dirección NE-SO que se formaron debido a las sucesivas fracturas, hundimientos y levantamientos que sufrió la zona; así como también a la erosión pluvial (las lluvias en esta región son abundantes) y fluvial. Junto con las sierras alternan llanuras, mesetas, relieves tabulares conoci­dos como ''chapadas" y "morros"'.
Los ríos San Francisco y Paraná dividen el macizo en tres sectores: el del Este, el más próximo al Atlántico, es la zona más poblada y cultivada. El clima húme­do favorece los cultivos tropicales, como café, azúcar, algodón. En este sector se desarrolla una importante actividad económica; es el escenario de las grandes ciudades brasileñas como Río de Janeiro, San Pablo y Belo Horizonte.
Los otros dos sectores están menos poblados, reciben menos lluvias y son zonas ganaderas y mineras.
El clima tropical domina la región permitiendo el desarrollo de una vegetación de sabana o "campo".
Sólo el Noreste presenta un clima semiárido con sequías prolongadas y vegeta­ción xerófila conocida como "catinga".
Son característicos de esta zona, los suelos rojizos o lateríticos, resultado de la oxidación del hierro que poseen debido al clima muy húmedo.

PATAGONIA
Al sur del río Colorado, en las provincias de Buenos Aires y La Pampa, se inicia un paisaje muy característico de la Argentina, la Patagonia.
Mesetas en forma escalonada ascienden desde el océano Atlántico hacia la cor­dillera de los Andes donde se halla la zona más alta.
El macizo antiguo que forma la Patagonia a veces aflora como sucede en las is­las Malvinas, y en en otras ocasiones se halla escondido debajo de sedimentos.
Las lluvias son insuficientes y disminuyen de Oeste a Este; vientos fuertes y cons­tantes soplan del Oeste.
Los ríos nacen en la cordillera de los Andes y disminuyen su caudal en su viaje por el árido paisaje escalonado. Los enormes valles no guardan relación con el agua que llevan hoy estos ríos, lo que hace suponer un gran cambio en su cau­dal.
La vegetación es esteparia, con arbustos y pastos secos que sólo permiten la cría de . ovejas.
Minerales como el hierro, petróleo, car­bón y uranio son algunos de los recursos naturales.





PAISAJE DE MESETAS Y SIERRAS: Escudo Canádico



ESCUDO CANÁDICO
El inmenso Escudo Canádico es una extensa área que cubre casi la mi­tad de Canadá. El paisaje es variado: los densos bosques del sur y las planicies costeras, cuyos recursos están muy aprovechados, dejan paso a la tundra del norte con sus terrenos pantanosos, los suelos rocosos, las ondulaciones y una fauna de valioso pelaje, como el zorro blanco y el armiño.
La región contiene gran riqueza minera que aún no ha sido explotada.
Sólo vive en este lugar inhóspito el 10% de la población canadiense.
La erosión ha configurado el terreno. En el cuartario. cambios climáticos hicie­ron descender las temperaturas y los hielos invadieron zonas que antes eran tem­pladas. La poderosa fuerza de los hielos hundió terrenos, desgastó montañas y arrastró los materiales por muchos kilómetros.
Cuando el clima volvió a ser más templado, los hielos se retiraron y el paisaje ya no fue el mismo.
Se formaron:
-Acumulación de sedimentos en forma de colinas llamadas morenas.
-Depresiones donde se acumuló agua y así se formaron los lagos glaciarios.
-Valles profundos en forma de U.
-Terrenos estériles, las llanuras glaciarias.
-Costas marinas con golfos angostos, profundos y en forma de V, llamados fiordos